miércoles, 30 de abril de 2014

Relato ganador sobre Platero: categoría SENIOR

"Una nube, una sonrisa"


Dicen que no para de llover. Dicen que los gusanos de seda de los niños se están comiendo las hojas de las moreras mojaditas de lluvia. Dicen que el patio está gris y el arenero caladiro y dicen que nos veremos al final de cuirso todavía con pañuelos y guantes y dicen y dicen... dicen.

Sin que suene raro los niños salen al patio a jugar. Ellos ven el sol, ellos traen el sol de sus parques, de sus clases, desde sus juegos y al mirarlos, ves como aquel gris se disipa, como vrilla el verde, como el amarillo, como se seca la arena para empezar a soñar con tardes de playa.

Mis oídos brillan y mis ojos también. Ahora es por el sol que los va secando.

Mi hija me lleva entre libros hasta la sombra de la morera, ¡mira mamá!, ¡le he dado de comer a Platero y no me ha pasado nada!, ¡a mí Juan Ramón me ha dicho que lo toque!, ¡y yo me he montado!, ¡y lo he tocado!, ¡yo le he dado pan!, ¡y yo zanahorias!, ¡a mí me ha mirado con unos ojos muy grandes!, ¡a mí me daba miedo de lejos pero lo he tocado y ya no me da miedo!, ¿me puedo subir otra vez!, ¡qué suaaaaaaaave!... y gritan y rien y chillan y brillan y brillan y brillan... y brillan...

... Y no me queda más que asentir para sentir. Que ellos no deben saber de la tristeza, no es su momento, nunca es el momento pero menos para un niño. La tristeza debe quedarse en la esquina de sus vidas al menos... hasta bien tarde, ¿o acaso no lo quisiéramos nosotros mismos?. Su felicidad ha de ser una raíz fuerte para una vida llena de cosas bonitas, que sea la base de sus vidas.

QUE SEAN SUS SONRISAS CON SU FIERZA LAS QUE NUBLEN CUALQUIER PENSAMIENTO QUE IMPIDA SU FELICIDAD.

Mª Carmen López Rodríguez.

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